Existen diversas teorías y registros sobre el origen del vino; algunos se remontan al año 6000 y 5000 A.C., pero fue hasta la edad de bronce, en el 3000, cuando se empezó a expandir su uso en el antiguo Egipto y otros pueblos asiáticos y europeos. A lo largo de la Historia de la Humanidad, el vino ha evolucionado como parte de la vida cultural, principalmente como un símbolo ligado a la vida placentera y refinada.

Si buscas una opción más saludable cuando de disfrutar de tu fin de semana se trata, esta bebida a base de uvas fermentadas es una excelente opción por su alta cantidad de antioxidantes. El vino tinto no está hecho para tomarlo sin control, sino para degustarlo pausadamente y en cantidades moderadas. Es importante saber cómo elegir un buen vino a través de su etiqueta, pues tanta es la variedad que podrías confundirte un poco al momento de comprar uno para la cena, como un obsequio o para disfrutar con un libro.

Es el más popular en el mundo. Su color es fuerte, como el de una frambuesa, y es virtualmente impermeable a la luz. Tiene aromas a cerezas oscuras, especias y un destello de vainilla que se logra mientras más tiempo se deje en barricas. Sentirás tu boca un poco seca debido a los taninos, los cuales son fantásticos antioxidantes. Está lleno de cuerpo, el cual podemos definir como el peso y volumen del vino en la boca -muchas veces relacionado con su contenido alcohólico- y es excelente para acompañarlo con carnes rojas, quesos azules añejados, chocolate oscuro y platillos pesados. 

Fuente: Wikipedia

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